Plásticos Oxodegradables en México
En México, los plásticos oxodegradables, que inicialmente se promocionaron como una alternativa sostenible, han mostrado efectos negativos en el medio ambiente. Aunque se fragmentan bajo condiciones específicas, no se descomponen completamente, lo que provoca la generación de microplásticos que contaminan ecosistemas y afectan a la fauna.
La situación se agrava porque en México no hay normas ni procedimientos certificados para saber si un plástico es biodegradable o no. “Con el esquema de separación de residuos practicado en la capital del país (que los reúne con el resto de los desechos inorgánicos) esos elementos se almacenan casi siempre en los rellenos sanitarios, donde no pueden ser descompuestos”, apunta la doctora Alethia Vázquez Morillas, investigadora de la Universidad Autónoma Metropolitana Azcapotzalco (UAM-A).
En México los plásticos degradables más comunes son los llamados oxodegradables, que se descomponen tras un proceso de oxidación (por efecto de la temperatura o la radiación solar) y la exposición con la acción de microorganismos, por lo que depositarlos en rellenos sanitarios, tiraderos o medio ambiente resulta poco práctico.
Para que los plásticos oxodegradables obtengan tales características, al polietileno convencional se le agrega un aditivo que reacciona al contacto con el oxígeno del aire. “De esta manera, las moléculas del material se fragmentan y pueden ser descompuestas por bacterias y hongos”.
Aunque no hay un dato exacto, se estima que el plástico convencional puede permanecer más tiempo en el ambiente, en tanto los degradables se desintegran con mayor rapidez si su manejo es adecuado. No obstante, la acumulación de cualquier tipo de plástico sí representa un problema ecológico de importancia.
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